lunes, 8 de octubre de 2007

Lectura, verdadera lectura poética de Alejandra Pizarnik

Y esto viene de parte de Karen Yáñez, que no pudo acceder y me lo envió a mí. Un gran trabajo de "compasión" -para usar un término tan caro a la Lispector- poética. Un homenaje a esa mujer que puso el alma y el cuerpo en su palabra.


Llegó


Mueres inocente.
Sin saber por qué
Quedas mustia, solitaria.

Inocente mueres
Olvidas lo que viste
Para no olvidar lo que estas viendo.

Ahora es cuando dejas de respirar.






Espejo


Terror enmohecido en la piel.
Telarañas de terror sin sosiego,
Mordeduras sacras, me dejas sin aliento.

El terror eres tú para mí.



Las flores y tú


Quisiera acoger tu dulce
piel prisionera,
respirarla y volverla mi sombra.

Que tu piel,
cual cala sobrecogedora,
se volviera una violeta celestina.

Ven, Alejandra, ven
yo te doy calor.


No estarás sola


Cuando volviste ilusión sin quedarte/
Cuando pude tocarte, mirarte, cuidarte.

No estarás sola, decía el poeta,
no hay palabra que la distancia haga volver.

Quédate sentada en el vértice oscuro.
Quédate y no me lo digas.
Quédate, amor, sin silencio.

5 comentarios:

Carolina dijo...

�Puedo tomar unos versos tuyos para un ep�grafe de una novela que...cuando pueda.... Estos:


"Inocente mueres
Olvidas lo que viste
Para no olvidar lo que estas viendo".

respetando la autor�a, claro, karencita

F dijo...

¿Sólo puede ir Alejandra?

Kamitz Tó dijo...

Carolita querida, sería un honor que mis palabras figuren en tu novela...yo por tí tú por mí (como dice la cancion)(a estas alturas no me hables de respeto, ya sabemos como nos vemos).

Kamitz Tó dijo...

Luxumei, vamos y venimos todo el tiempo, por todo el universo...Alejandra es la espera, la sensacion de desgano apasionado, la muerte y la vida, mas la muerte tan solitaria como no sabemos que podria ser...que venga quien se atreva a desafiar a la señorita, a la señora, a la puta madre que la parió para morir.
Yo ya estoy aquí.

F dijo...

sí, ahora veo que invertiste el sentido o el orden de la idea, tú ya estás allá, a Alejandra la agasajan tus versos, yo preguntaba si puedo ir yo también, sin desafío alguno, más bien cansada de eso, unos brazos que acojan y unos ojos que lean y ya...