A través de este laberinto,
dentro de esta nueva mancha
de pensamientos indiscretos,
de contenciones liberadas,
se ha saqueado una y otra vez el deseo,
los vaivenes y los instantes,
los disfraces impuestos,
las máscaras irreverentes,
han dejado una mueca de falsa felicidad,
en el camino de la ilusión
purulentas lenguas,
y gangrena irremovible,
Con otro cigarrillo,
se expande el humo zigzagueante,
y yo con él;
vuelvo a este desprotegido Agosto,
depositándome en uno de sus muros,
para empujarme hacia el cuarto laberinto ,
mientras grita tu voz apagada,
abrasiva,
sin desechos,
dejando llagas y sangre mutilada,
llevándose la lentitud de las horas,
buscando el alivio a la angustia,
empapándome de esta fuerza ingrata,
de lo ajeno como si fuera propio,
de lo que ya no es ni lo será,
de este laberinto en los días venideros.
¿Cuántas horas me quedan en este laberinto?
Victoria Díaz
Este poema es el resultado de un laborioso, dedicado y fiel trabajo. Felicitaciones, Viky.
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