viernes, 19 de octubre de 2007
Abandonado
Unas hojas renacen
en tu árbol iluminado de ausencias
Las nubes que ayer
adornaran tu pecho abandonado
se alejan
sin sonrisas ni estridencias
sin manzanas de buen aroma
sin cantos gregorianos ni bossa nova
sin tiempo implacable ni florida existencia
sin gorriones buscando la última lluvia
ni trompetas anunciando un festival de lunas.
Me gusta caminar
tranquilamente entre la gente que pasa
por las calles de Santiago
llegar a una plaza pequeña entre las pequeñas
y sentarme a oír el susurro misterioso
de árboles y palomas
observar como el sol posa sus grandes manos
en la cabeza de los niños
mientras las nubes nos enseñan
su ancestral sereno ritmo.
miércoles, 17 de octubre de 2007
Este de mí
mi rostro o mi deseo, no hay ninguna
sentada en este espacio tiempo mundo
capaz de contradecir
las entrelíneas.
Yo soy otra. La que te amó y se quedó contigo. En mí
vinieron las trayectorias de tus pasos,
tu pecho niño, tus ojos niños
y tus manos
cavando para encontrar su calavera,
arañando hondo,
hasta tocar mis cenizas.
Pero no nos quedamos.
Es una suerte buscarte arrojando migas
entre sílabas e hiatos,
componer la esquina de un encuentro,
dibujar tus pies,
caminando junto a su sombra,
y la mía y yo
y mis pies
al lado de los tuyos.
¿Quién eres?
¿Me estrellaría contra la ruta silenciosa
que forman tus murallas?
Oliéndote, te sigo.
El universo tiene el olor de tu piel
asediada.
martes, 16 de octubre de 2007
Elección
Y me quedo en esta vida
Vaciado caparazón de existencia ajena
Desdibujado acepto esta caricatura
Que para ti no tiene importancia
Y claro, mi amor no es garra ni trampa
Invitación perdida
Pasas de mí como aquel huracán que olvida
Tempestades de difuntos en sus faldas
Y entonces descubro que camine en medio de tus ojos
Tu intacta turbulencia me arroja
Más allá de toda luz posible
Y no te das cuenta.
Viviré sin tu religión
Difuminado en tu indiferencia pueril
Solo puedo sonreír
Mostrar un poco de dignidad ante la negativa
Y no te das cuenta.
Y no te das cuenta
Del tremendo terreno que ganó hoy la muerte
Mi muerte
Cristalizada hasta en la última fisura
De los tiempos que me restan
Y sin embargo sonrío
Y me despido con prestancia
Pulcro y elegante como un cisne decapitado
Pisoteado y penosamente feroz, muy parecido a un tapiz de tigre
O, si quieres, risueña parodia de un caballero sin armaduras.
Sale este personaje de escena, fragmento del decorado,
Un rasguño de este lápiz en el papel
Un signo
Una singularidad innecesaria
Chatarra espacial
Un gesto que se aleja
Tal como
Esta niebla se pierde
Entre
Las
Quebradas.
Tomado del aire
Con este poema obtuve una mención honrosa en el Concurso de Poesía de AtinaChile, espero que les guste. Muchas gracias a la gente de Atina por promover la poesía:
Hay días como una multitud de niños festivos
Cuando los versos no me dan tregua
Y aparecen, se atropellan
Cantan gritan desgarran se apoderan
Todo arde a poesía
El mundo sabe a palabras tomadas del aire
Y nace una mujer
Tan hermosa como el azul danzando en los gritos de las águilas
De alegría tan preciosa como agua viva bajando a saltos de montaña
Su caricia, un nido de sol en la piel
Esa piel tan luminosa como el primer amanecer
de un hombre dejado en libertad.
Deslumbrante espada de piel bruñida de miel y plata
Soñada, tan soñada
Infinita mirada marina
Extrema, vital, poderosa y frágil
Inquietante nido solo imaginado
Turbadora presencia tibia.
Con un temor nunca vivido
Ni en la casa de las bestias
Ni con aquel revólver en mi sien
Te contemplo tan distante tan imposible
Más aterrado aún, descubro que te vas
Te vas
Te vas
Dejas una leve memoria de ti
Me bautizo con la sustancia espesa del olvido
Me diluyo en soledades esenciales
Y el mundo
Bruscamente
Queda en silencio
Apagado
Vacío
Mudo
Nulo
Ido
Ido
Ido
lunes, 15 de octubre de 2007
oh es egoísta cuando no se le ve cosas que compartir
o lo que comparte es tan inmaterial y desidioso
que viene el juicio del egoísmo y la intrincadez de las palabras
y eso no es más que
la desesperación de tantas soledades deseándose
que se reclaman aullando en el papel poético
y con alicates sacan las muelas a la que versa
por no encontrar el amor
eso es todo
el esquivo y delirante amor
martes, 9 de octubre de 2007
Renacimiento fugaz.
Fuego vivo canción serena
Letanías para un aparecido
Me siento sobre las brazas
De mis años perdidos
Lluvia pura viento profundo
Extraño lenguaje me domina
Una oración sin fin
Respiración nueva
Todo luz y abismo
Dicha serena
Camino sobre hojas secas
Una música infinita
¿Mi ángel de la guarda reencontrado?
Sueño sereno
Torrente de vida entre mis manos
Los ojos abiertos a las estrellas
Aire fresco del amanecer
Mensajes en una botella de luz
Eternización de las palabras.
lunes, 8 de octubre de 2007
Lectura, verdadera lectura poética de Alejandra Pizarnik
Llegó
Mueres inocente.
Sin saber por qué
Quedas mustia, solitaria.
Inocente mueres
Olvidas lo que viste
Para no olvidar lo que estas viendo.
Ahora es cuando dejas de respirar.
Espejo
Terror enmohecido en la piel.
Telarañas de terror sin sosiego,
Mordeduras sacras, me dejas sin aliento.
El terror eres tú para mí.
Las flores y tú
Quisiera acoger tu dulce
piel prisionera,
respirarla y volverla mi sombra.
Que tu piel,
cual cala sobrecogedora,
se volviera una violeta celestina.
Ven, Alejandra, ven
yo te doy calor.
No estarás sola
Cuando volviste ilusión sin quedarte/
Cuando pude tocarte, mirarte, cuidarte.
No estarás sola, decía el poeta,
no hay palabra que la distancia haga volver.
Quédate sentada en el vértice oscuro.
Quédate y no me lo digas.
Quédate, amor, sin silencio.
¿Sin comentarios?
aquí estoy yo,
y yo soy multiplicada
una esquirla de flor un aliento de llama una sombra
de abismo
el milagro del eco.
Escucho
y replico.
Este exabrupto poético para decirles que creo necesario dedicar un tiempo para comentar el trabajo de los/las otros/as que participan. Estaría bueno...
viernes, 5 de octubre de 2007
Laberinto en esta nueva oscuridad
dentro de esta nueva mancha
de pensamientos indiscretos,
de contenciones liberadas,
se ha saqueado una y otra vez el deseo,
los vaivenes y los instantes,
los disfraces impuestos,
las máscaras irreverentes,
han dejado una mueca de falsa felicidad,
en el camino de la ilusión
purulentas lenguas,
y gangrena irremovible,
Con otro cigarrillo,
se expande el humo zigzagueante,
y yo con él;
vuelvo a este desprotegido Agosto,
depositándome en uno de sus muros,
para empujarme hacia el cuarto laberinto ,
mientras grita tu voz apagada,
abrasiva,
sin desechos,
dejando llagas y sangre mutilada,
llevándose la lentitud de las horas,
buscando el alivio a la angustia,
empapándome de esta fuerza ingrata,
de lo ajeno como si fuera propio,
de lo que ya no es ni lo será,
de este laberinto en los días venideros.
¿Cuántas horas me quedan en este laberinto?
Victoria Díaz
Este poema es el resultado de un laborioso, dedicado y fiel trabajo. Felicitaciones, Viky.
jueves, 4 de octubre de 2007
Y, además, coincido plenamente...Esta viola chilensis que también cumple años este mes.
Vi un documental sobre la Violeta en el que se la ve dando una entrevista mientras pinta. Le preguntan:
_ Usted es música, pintora, escultora, hace arpilleras, ¿si tuviera que elegir una sola de todas esas formas de expresión con cuál se quedaría?_ Me quedaría con la gente.
¿Me desarraigué de nuevo en este silencio?
¿Detrás de las métricas y risas?
¿Enfrentando este tono de voz?
¿En la oración?
¿En la tormenta de las señales?
¿En los quehaceres y los trastos?
Imagino un sendero,
pero no estoy en él,
aún así voy en caladas,
si es posible,
¡Pero no estaba!
Estoy segura.
Me desarraigué
de nuevo.
¡Sí!
Pero me salva la oración,
me salvas tú,
y en medio de este silencio.
Victoria
Lucania
martes, 2 de octubre de 2007
Un buen ejercicio...la crítica
lunes, 1 de octubre de 2007
AMANTES
AMANTES
¡Oh, la espesura de lo presuroso!
Blanca diadema de ojos partidos.
Tú, tan lejana como el punto ciego de las rosas.
Yo, silencioso bajo árboles deshojados.
Caigo desde la alegría al coma
en una abrir y cerrar de muslos.
Te apareces tan pálida y altiva como la muerte.
Templada como las olas
en lo oscuro.
En tu aroma una promesa.
Me levanto sobre impávidos caracoles,
palpando la nívea certeza de tus pechos.
Diáfana me esperas, desnuda
en la cuarta habitación del castillo, la mesa servida,
en su cabecera, un Cristo sentado baja la vista
mientras palpo tus muslos
como hambriento espectro.
¡Oh, la espesura de lo presuroso!
Muero en el intento
de disfrutarlo todo, antes de la última lluvia.
Sufrimiento de oruga
Y todo tan quieto y tibio,
envolviéndome como tu matriz
añorada y siempre ajena.