martes, 16 de octubre de 2007

Elección

Aquí les mando otro poema para que lo disfruten o lo destrocen, las dos cosas se agradecen.


Y me quedo en esta vida
Vaciado caparazón de existencia ajena
Desdibujado acepto esta caricatura
Que para ti no tiene importancia
Y claro, mi amor no es garra ni trampa
Invitación perdida
Pasas de mí como aquel huracán que olvida
Tempestades de difuntos en sus faldas
Y entonces descubro que camine en medio de tus ojos
Tu intacta turbulencia me arroja
Más allá de toda luz posible
Y no te das cuenta.
Viviré sin tu religión
Difuminado en tu indiferencia pueril
Solo puedo sonreír
Mostrar un poco de dignidad ante la negativa
Y no te das cuenta.
Y no te das cuenta
Del tremendo terreno que ganó hoy la muerte
Mi muerte
Cristalizada hasta en la última fisura
De los tiempos que me restan
Y sin embargo sonrío
Y me despido con prestancia
Pulcro y elegante como un cisne decapitado
Pisoteado y penosamente feroz, muy parecido a un tapiz de tigre
O, si quieres, risueña parodia de un caballero sin armaduras.
Sale este personaje de escena, fragmento del decorado,
Un rasguño de este lápiz en el papel
Un signo
Una singularidad innecesaria
Chatarra espacial
Un gesto que se aleja
Tal como
Esta niebla se pierde
Entre
Las
Quebradas.

1 comentario:

Carolina dijo...

Asistimos a la dignísima decapitación de un cisne. Me gusta el sarcasmo con que se mira la propia tragedia, la distancia frente al espejo roto, la tensión entre el dolor y la risa.