Hay días como una multitud de niños festivos
Cuando los versos no me dan tregua
Y aparecen, se atropellan
Cantan gritan desgarran se apoderan
Todo arde a poesía
El mundo sabe a palabras tomadas del aire
Y nace una mujer
Tan hermosa como el azul danzando en los gritos de las águilas
De alegría tan preciosa como agua viva bajando a saltos de montaña
Su caricia, un nido de sol en la piel
Esa piel tan luminosa como el primer amanecer
de un hombre dejado en libertad.
Deslumbrante espada de piel bruñida de miel y plata
Soñada, tan soñada
Infinita mirada marina
Extrema, vital, poderosa y frágil
Inquietante nido solo imaginado
Turbadora presencia tibia.
Con un temor nunca vivido
Ni en la casa de las bestias
Ni con aquel revólver en mi sien
Te contemplo tan distante tan imposible
Más aterrado aún, descubro que te vas
Te vas
Te vas
Dejas una leve memoria de ti
Me bautizo con la sustancia espesa del olvido
Me diluyo en soledades esenciales
Y el mundo
Bruscamente
Queda en silencio
Apagado
Vacío
Mudo
Nulo
Ido
Ido
Ido
2 comentarios:
Hola, amigo. Qué bueno que llegas a nosotros/as con tus palabras. Me gusta la forma en que ves a la mujer, el modo en que dices amarla. Y después...ese vacío gigante y absurdo...no me gusta.
Bien mirado...creo que hay tres poemas en uno. Me parece que hay tres cortes, tres cambios. En el correo te explico mejor. Besos, Pontius.
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